QUE
TODOS LOS PUEBLOS TE ALABEN
Por
Mª Adelina Climent Cortés O.P.
Al Dios inmenso, que
supera fronteras y espacios llenando el universo de su gloria y majestad; al
Dios, que siempre nos quiere dar su salvación, sólo se puede llegar por la fe;
una fe honda y confiada; la fe auténtica que conduce a la oración y que, con su
fuerza y poder, lo transforma todo
haciéndolo nuevo.
Y, porque Dios, llevado de
su poder y bondad, ha creado el
universo por la verdad de su palabra y
el espíritu de su amor, le alabamos gozosos cantando el salmo 66, que, recoge
jubilosamente, la aclamación y el agradecido reconocimiento de todos los
pueblos, a los que, Dios, hará llegar
su justicia y salvación.
.
Este salmo, es un Himno de
acción de gracias y de petición de bendiciones. El salmista pide a su Dios,
Yahveh, que todos los pueblos puedan conocer sus caminos, su justicia y
santidad, para que, también ellos, puedan alabarle y darle gracias junto con
Israel, su pueblo elegido:
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine
su rostro sobre nosotros:
conozca
la tierra tus caminos,
todos
los pueblos tu salvación.
Más, la alegría y el
júbilo por conocer y amar a Yahveh, brotará, no solo en los pueblos vecinos,
sino en todas las naciones, cuando, por la fe y el amor, acepten ser gobernadas por la justicia y rectitud del
Señor; de esta manera, será todo el universo el que, con cantos y aclamaciones,
quede incorporado a su gozosa alabanza:
Que
canten de alegría las naciones,
porque
riges la tierra con justicia,
riges
los pueblos con rectitud
y
gobiernas las naciones de la tierra.
Y, junto con la alabanza
de todos los pueblo y naciones, fruto de la fe y del amoroso conocimiento del
Señor; fe y amor que engendran seguridad y confianza en sus designios
salvadores; el salmista pide, para todo el orbe, su bendición, porque, solo con
ella, con la fuerza de su bondad y poder, podrán amarle debidamente, con temor
y respeto:
Oh
Dios, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
que
Dios nos bendiga; que le teman
hasta
los confines del orbe.
Y, porque, en Cristo
Jesús, nos ha bendecido Dios Padre plenamente, es decir, con toda clase de
bendiciones, seguimos cantando:
Oh
Dios, que te alaben los pueblos,
Que
todos los pueblos te alaben.
Pues, en Cristo Jesús, se
ha hecho realidad la profecía de Isaías: “A LOS EXTRANJEROS LOS TRAERÉ A MI
MONTE SANTO, LOS ALEGRARÉ EN MI CASA DE ORACIÓN”, al poner la salvación de Dios
al alcance de todo ser humano, y el templo, su morada, La Iglesia, abierta a
todos los pueblos que quieran ir a su
encuentro; quedando claro, de esta manera, que la fe, don de Dios, su
misma vida entregada, es para todo el que quiera acogerla con amor y hacerla
suya.
Jesús mismo, proclamando
el evangelio del reino, sanando las dolencias del pueblo, revela el nuevo
camino de acceso a los bienes mesiánicos. Y el signo, que anticipa y muestra la salvación gratuita de Dios para
todos por la fe, en la curación de la hija de la cananea, obtenida por la fe
humilde y perseverante de esta mujer pagana, pero, que posee un corazón
confiado y repleto de amor. Por eso pudo escuchar, agradecida, por boca de
Cristo Jesús, Salvador de todos los hombres: “Mujer, QUÉ GRANDE ES TU FE: QUE
SE CUMPLA LO QUE DESEAS”, quedando convertida, de esta manera, en ejemplo
sublime de oración
Y, estar incorporados todos los pueblos a la salvación de Dios,
es aceptar que estamos llamados a ser
hijos suyos y hermanos unos de otros en
Cristo Jesús, luz y guía de la humanidad salvada, que avanza segura hacia su
plenitud y eternidad.
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