DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD
LA
PALABRA SE HIZO CARNE
Y
ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS
Por
Mª Adelina Climent Cortés O.P.
Israel, al ver resplandecer la luz del Señor y reconocer su gloria en
“Sión” la ciudad de todos amada, gozoso
al contemplar que “su belleza es su
Dios” y que todos los pueblos caminarán a su encuentro, le invita a cantar con
entusiasmo:
Glorifica
al Señor, Jerusalén,
alaba
a tu Dios, Sión.
Así comienza el salmo 147, poema
hímnico de alabanza y acción de gracias a Dios. Es de los tiempos que siguieron
al exílio y canta la alegría de la reconstrucción de Sión, la ciudad del Señor.
Más, Dios, la restaura por su amor y fidelidad a La Alianza establecida con el
pueblo y lo hace con la fuerza de SU PALABRA que, con su gran eficacia
realizará su obra al vivificarla y fortalecer su fe, para que pueda descubrir
el sentido verdadero de la vida; por lo que, también, este salmo es un himno a
LA PALABRA DE DIOS.
Narra el salmista algunos detalles de la
restauración de la ciudad santa, a la que, Dios, le ha dado seguridad, prosperidad; y la ha enriquecido con
bendiciones de fecundidad:
Que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha
bendecido a tus hijos dentro de ti.
Y, para que estos deseos de bendición
sean duraderos, le recuerda el salmista que, también Dios:
Ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina
El israelita del salmo, después de citar los bienes con los que Dios,
con su divina providencia ha enriquecido a Jerusalén, introduce el tema de LA
PALABRA que, con su fuerza y verdad, es liberadora y transformadora:
Él
envía su mensaje a la tierra,
y su
palabra corre veloz.
Es una revelación de Dios, Creador del universo, el que, con su
sabiduría y la fuerza del Espíritu, da
vida a toda la naturaleza y llena el
espacio de bella armonía: “POR MEDIO DE LA PALABRA SE HIZO TODO, Y SIN ELLA NO
SE HIZO NADA DE LO QUE SE HA HECHO” Revelación, también, de LA PALABRA, que, de
modo especial acontece en Israel, unido más estrechamente a Dios con lazos de
amor y fidelidad a sus promesas; y que, por lo tanto, es el único que, de
verdad, puede aceptar y cumplir la ley, y todos sus mandamientos:
Anuncia
su palabra a Jacob;
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos.
EL MISTERIO DE NAVIDAD, que, con gozo
celebramos estos días, nos revela que, LA PALABRA DE DIOS, JESUCRISTO, viene
con La Gracia y La Verdad, es decir, con su SALVACIÓN para todos los hombres y
pueblos que quieran recibirla: “La Palabra se hizo carne y acampó entre
nosotros y hemos visto su gloria...” Es LA PALABRA que es vida, luz y esperanza
para quien la escucha. Es PALABRA, que quiere ser anunciada, proclamada y
creída. PALABRA constructora del Reino, que desea ser acogida con amor en lo
más hondo del corazón de la persona, desde donde nos hace hijos de Dios y nos
va envolviendo en su gloria... ya que, también, es PALABRA DE VIDA ETERNA.
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