sábado, 16 de mayo de 2015

Ascensión-B


LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

   DIOS ASCIENDE ENTRE ACLAMACIONES


Por Mª Adelina Climent Cortés  O.P.


                    Cantemos y aclamemos a CRISTO JESÚS, que, como Rey de la Gloria, ASCIENDE ENTRE ACLAMACIONES AL CIELO, para sentarse en su trono real a la derecha de Dios Padre. Más,  contemplémosle, con sentimientos de admiración y de agradecimiento, porque, su subida, para nosotros, es gozo y esperanza viva, fruto de nuestra fe en su RESURRECCIÓN GLORIOSA y en su VICTORIA,  que nos hace vislumbrar  lo que ahora ya es  realidad: nuestra futura exaltación  junto a Dios Padre, y para siempre, en La Vida Eterna

                    Portento de alegría y felicidad es  la fiesta de LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, en la que, toda la creación se beneficia del SEÑORÍO DE JESÚS,  al  quedar transformada en el Reinado de Dios.
                 
                    Y, porque  queremos  aclamar a Cristo Jesús, con el entusiasmo que  le corresponde y se merece, lo hacemos con el salmo 46, uno de los himnos más  expresivos  del grupo de los ”salmos de entronización real de Dios” y, que tiene sus  orígenes, en  los tiempos de la monarquía de Israel.  Comienza el salmista, con alabanzas gozosas a Yahveh,  Rey de todos los hombres y de la creación entera:

 Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo,
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

                    La fe del israelita, le lleva a concretizar las intervenciones grandes y poderosas de Yahveh, en el mundo, en la historia particular de Israel, su pueblo, y en las victorias que logra su Rey;  y, también, a celebrarlas litúrgicamente, en las  procesiones   que trasladaban el Arca de la Alianza, desde los lugares de las batallas, hasta el recinto sacro, el templo de Jerusalén, donde quedaba entronizada con cantos, músicas y aclamaciones. Más, esta GLORIA Y SEÑORÍO DE DIOS, ha quedado  manifestada,  más plenamente, en LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO “EL SEÑOR” y en su ASCENSIÓN GLORIOSA AL CIELO.

Dios asciende entre aclamaciones,
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.

                    Mas, la Gloria del Señor Yahveh, con todo su  esplendor,  excede al templo de Sión, y, en su expansión, adquiere dimensiones universales, hasta llenar el cielo y la tierra, quedando, así, constituido, JESUCRISTO, EN SEÑOR Y MEDIADOR de todo  lo creado. SEÑORÍO, sin fin, que ejerce desde la derecha del PADRE:

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.



                    Y, Jesucristo, EL SEÑOR RESUCITADO, tiene siempre abiertas las puertas del cielo para comunicarnos el ESPÍRITU, que nos conducirá a Él, y para que, su intercesión, sea una bendición fecunda para la humanidad que vive y camina en la esperanza, guiada por la fe y construyendo el mundo nuevo que tanto anhelamos. Un mundo lleno de valores humanos y evangélicos, los que el mismo Jesús practicó durante su vida terrena, y, que, antes de despedirse, después de decirnos: “SUBO AL PADRE MÍO Y PADRE VUESTRO, AL DIOS MÍO Y DIOS VUESTRO”, nos recomendó practicarlos y darlos a conocer: “PROCLAMAD EL EVANGELIO A TODA LA CREACIÓN”.


                    Que, también, Jesús glorificado, pueda recoger los frutos de nuestro testimonio, y sincero agradecimiento, porque, esta fiesta de su ASCENSIÓN, nos hace tener ya el espíritu en el CIELO, LUGAR DE NUESTRO DESTINO GLORIOSO Y ETERNO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario