REINA DEL SANTO ROSARIO
MADRE DE DIOS, INTERCEDE POR
NOSOTROS AL SEÑOR
Por Mª Adelina Climent
Cortés O.P.
Fragante y llena de color,
como ROSA MÍSTICA entre rosales en flor
y los lirios de primavera, alzándose cual aurora luciente, hermosa como la luna
y resplandeciente como el sol, irrumpe gozosa la gloria virginal de Sta. María,
REINA Y MADRE DEL SANTÍSIMO ROSARIO, ante quién, la humanidad esperanzada pide
sin cesar, la paz y la misericordia de Dios para los pueblos, los hogares, y
para cada uno de nosotros, los hombres.
Alabamos a nuestra Madre y
Señora, a la que, con gozo y agradecimiento saludamos hoy, pues, radiante de belleza y con blancura
dominicana, nos muestra en su regazo, a su Hijo Jesús, REDENTOR Y SALVADOR del mundo, al que, en el
SANTO ROSARIO, contemplamos en sus
misterios de gozo y de luz, de dolor y de gloria, con el fin de hacer nuestros
sus sentimientos de entrega y de amor, y vivir la Vida Nueva , la suya
propia, la que, con su muerte y resurrección, ha ganado para todos los que nos
consideramos Hijos de Dios y hermanos suyos.
Más, en esta fiesta
entrañable, del SANTO ROSARIO DE LA VIRGEN MARÍA , la ensalzamos, como LA LLENA DE GRACIA, que escuchó y acogió las palabras del
arcángel Gabriel: EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO;
y las de su prima Isabel: BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES Y BENDITO EL
FRUTO DE TU VIENTRE, y por haber cantado el MAGNÍFICAT, himno de alabanza y de
acción de gracias, en expresión de gozo
y alegría al Señor, y en respuesta al saludo de Isabel:
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra
mi espíritu en Dios mi salvador,
porque ha
mirado la humillación de su esclava.
Así, alabó María a su Dios,
el Señor, por lo que acababa de realizar en Ella. Intervención divina, que hizo de María, mujer
sencilla, pobre y humilde, “la Madre del Señor”:
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre
es santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
Y, María, que mereció ser
llamada Hija de Sión, sigue cantando y
ensalzando la mirada benévola del
Dios Yahveh, para con su siervo, Israel, mencionando las promesas escatológicas
en torno al Mesías, que ya empezaban a hacerse realidad, con su Maternidad Divina:
Él hace
proezas con su brazo:
dispersa
a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y
enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los
ricos los despide vacíos.
Pues, gracias a María, (lo
interpretó así la iglesia primitiva, que elaboró este himno con citas del
antiguo testamento), Dios culminó, en su Hijo Cristo Jesús, su obra consoladora
y redentora a favor de su pueblo:
Auxilia a
Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
-como lo
había prometido a nuestros padres-
a favor
de Abrahán y su descendencia por siempre.
Y, pues, ¡son tantas las
maravillas que Dios ha realizado en Ti, Virgen y Madre! en el continuo
contemplar y desgranar las rosas de tu
SANTO. ROSARIO, (el que nos muestras con
amor y quisiera entregarnos Jesús); tus fieles, no cesaremos de
aclamarte, con el corazón repleto de agradecimiento: SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
RUEGA POR NOSOTROS PECADORES, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. AMÉN
Pues, necesitamos, Madre,
que escuches nuestra plegaria: que limpies de nosotros todo mal, y nos ayudes a
vivir como tu viviste, en pequeñez y humildad de corazón, lo que agradó
tanto a Dios, que te hizo DICHOSA entre las mujeres de la tierra. Camino
de pobreza y humillación, el tuyo,
Madre; también, el de tu Hijo, Cristo Jesús,
en su obra redentora y salvadora, y que nos propone para su seguimiento, pues, sólo, así, podremos
acoger la misericordia entrañable e infinita de nuestro Señor, que se complace
en lo pequeño, sencillo y débil, en los limpios de corazón, escogidos por Él, para transformar este
mundo nuestro, en el REINADO de paz y de amor, de justicia y perdón, presagio
de la eternidad gozosa, que viviremos contigo y con tu Hijo, Jesús, en el
cielo, donde, como REINA de lo creado, luces, hermosa corona de doce
estrellas.
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